Mediante la simplicidad y austeridad constructiva, este proyecto situado en un pinar de la localidad barcelonesa de Castellbell y el Vilar, trata de re-pensar acerca del concepto de colonia como ámbito de naturaleza de acuerdo a los medios e identidades actuales.
El proyecto se rige por tres premisas fundamentales: la sostenibilidad económica, la multifuncionalidad de las distintas unidades, así como el compromiso con el entorno paisajístico.
Huyendo de las tipologías convencionales de casas de colonias, que responden al esquema en peine (circulaciones de las que se desprenden baterías de dormitorios con baños comunes), la propuesta apuesta por unas unidades de sistema, en las que la relación entre la superficie útil y la superficie construida aumenta, dado que las comunicaciones entre ellas se producen desde el espacio exterior. Esta disposición modular permite, por ejemplo, alojar grupos diferentes dentro de la misma instalación. La unidad se propone como referente del imaginario del mundo de la infancia: pequeñas casitas, pueblo, relación con el bosque, los caminos y lo natural y que, en el futuro, permitirá una fácil ampliación o expansión del propio sistema.
Se distinguen 3 tipologías de habitación diferenciadas, con agrupaciones de 4, 6 u 8 niños con la posibilidad de desarrollarlas en un nivel o dos según el cuerpo, resultando al final una capacidad total de 90 plazas.
Si por algo se caracterizan las distintas cabañas dispuestas en agrupaciones es por su eficiencia constructiva, apostando por soluciones sencillas, depuradas y racionales, así como por una apariencia exterior unitaria, de tal forma que cada unidad, sea cual sea su tamaño, capacidad, disposición interior, etc., responde a la formalización del todo.
Sin embargo, no habría de confundirse la eficiencia constructiva con la sencillez. Por un lado, el cuerpo bajo de la cabaña responde a un esquema simple y constante, partiendo de una cimentación en losa armada con vigas perimetrales, sobre las cuales se asientan unos muros tricapa (revestimiento de estuco blanco flexible y autolimpiable de 10mm de espesor + poliestireno extruido de 6 cm + fábrica vista de bloques de hormigón de 15 cm) en donde el aislamiento se produce desde la cara exterior. Estos paramentos sólo son interrumpidos mediante la disposición cada cierto tiempo de tres estrechos huecos rectangulares con marco de acero inoxidable y una ventana abatible de vidrio con cámara y contraventana interior de DM que permiten la ventilación cruzada y la iluminación del espacio interior.
Por otro lado, la cubrición de la unidad responde a una cierta complejidad estructural y geométrica, derivada de una marcada asimetría en la cubierta que permite la presencia de un volumen de aire superior de mayor riqueza, cuidando la acústica y la iluminación artificial del espacio interior. De esta forma, la disposición de una cercha principal metálica de 30º en un extremo y 45º en el otro atada por otras dos simétricas en el punto de carga, genera una excentricidad que provoca la disposición en el encuentro muro-cubierta de perfiles tubulares blancos en dos direcciones que atan los muros y evitan la posible flexión a la que se expondrían los paramentos verticales. Asimismo, la colocación de correas metálicas en T a lo largo de las distintas aguas de la cubrición permite la disposición de su cerramiento, que se constituye a partir de tablones de madera sobre los cuales se asientan el aislante térmico y el revestimiento de estuco. El resultado es el de un espacio interior vibrante y cálido, que evoca a las construcciones tradicionales de cabaña en las que las vigas de madera eran antesala de un complejo y fascinante mundo de cerchas, de pares y tirantes, de pendolones y correas.
Bibliografía:
AV MONOGRAFÍAS. Nº147-148. Ene, 2011. Casa de Colonias, Castellbell i el Vilar (Barcelona). p. 228-233;
BAUWELT. Nº33. Ago, 2011. Wie aus einem Guss. p. 26-29;
ARQUITECTURA VIVA. Nº137. Ago, 2011. Colonia Viladoms de OAB. Escuela de Naturaleza. p. 9;
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